9 mil razones
Mañana de mayo del siglo pasado y nuestros caminos casual, pero como tocados por la varita de un hada madrina se encontraron, nuestras miradas coincidieron y asentiste tímida y voluntariamente; permitirme ser parte de tus días incluídos fines de semana, tus planes, tus risas y alguna que otra confidencia y penita del corazón, donde descubrí la sinceridad que contenía tu alma, la espontaneidad y calidez de tu equipaje genético y la paciencia infinita que albergaba ese ser al tratar de comprender y entender a éste ríspido espídico que te tocó en la lotería del destino por medio limón.
Al sellar nuestro pacto concomitante y un contubernio implícito rayando en lo políticamente incorrecto por la cantidad distinta de vueltas al sol que habíamos dado cada uno de nosotros; aunque pudorosamente atrevido y hasta inconscientemente prohibido, con ese primer beso que abrió el telón a una historia tan inverosímil como agradable, tan dulce como complicadilla, tan recatada como indecorosa, tan de aquí, como de allá y de mil lugares más tomados de la mano y caminando por donde siente el corazón y agrada a los corazones.
Y me quedé con el paquete completo, de norte a sur y de aurora a ocaso; y admito total y enloquecidamente mi delito; así como el botín inmenso que llevé en el hecho fortuito, de haber bebido las mieles de tu juventud, los sabores y colores de tus sentimientos, lo cálido e incondicional de tus momentos. Por regalarme en una complicidad tan plácida como ansiada esos 4 corazones que laten y lo harán siempre al unísono de los nuestros y que representan respectivamente la "nobleza, el carácter, la dulzura y la travesura" de éste pacto y concomitancia tan singular, como espontáneo y plácido para estar y vivir.
Porque cada vuelta a la tierra y esos 20 mil kmts que navegamos diaria e inconscientemente, me das otra razón y motivo para tenerme atado, agradecido y embobada y voluntariamente prisionero e ilusionado. Y ahora confesar secreta y casi sonrojadamente que quiero más días así, más sueños conjuntos, más risas sinceras de todo, de nada y demás, más llanto también por aquellos que están lejos, por esos que se fueron, por aquellos que sufren y por lo que podemos hacer al respecto.
Y admitir adicionalmente que anhelo seguir teniendo horas de mil minutos, y minutos de tres horas, gritando o en silencio, que las miradas ya lo dicen todo y ocasionalmente hablan demás; riendo o empapado en llanto que hay circunstancias que te hacen llorar de alegría y hay también de esas otras donde disfrazas con la risa el peso del mundo entero, pero al lado de quien quieres ese peso se reduce a la mitad definitivamente.
Lucido y sincero como cuando te conocí u orate y distímico por naturaleza humana y la imprenta del adn con el que no se disimula; histriónico y sobreactuado o nostálgico y ataráxico, que viene bien de vez en cuando una enjuague emocional de los profundos; crudo y a piel desnuda o cocido maquillando las grietas de la habitación del alma; pero eso sí, las quiero a tu lado, acurrucado y dentro mí gusanin, porque vivo con y en tus latidos, porque respiro tus suspiros y suspiro tus ilusiones, me alimentan tus caricias y me dan de beber tus risas y rincones escondidos.
¡¡¡Y quiero exactamente así los siguientes, días, años y tal vez décadas, hasta que nuestras
pieles se arruguen y se vayan secando como pasas, pero en lo posible pasas dulces y sensible; hasta que ya no quede pelo o esté la cornisa nevada - lo que suceda primero-; hasta que cruja el alma de tanta vivencia, ensoñación y experiencia; porque historias
como la nuestra cariño, son como las madres, solo hay una y es para siempre¡¡¡.
Comentarios
Publicar un comentario