SEMILLAS AL VIENTO

SEMILLAS AL VIENTO       

Por Rodrigo CamachoPatón    4 jul23

 

Esparcidos con el viento a través de un fértil campo de primavera

diseminados entre terrenos firmes y en concomitancia elegida

desparramados con una sutil delicadeza, y como se riega una flor

o desperdigados con la misma fuerza que un caudaloso río oriental.


Plantínes singulares y diferentes obsequiados a la casa vital y común,       

 que simbolizan y son testimonio de una simbiosis sinigual y perenne;                                          

esos ingredientes tan gratuitos y reales, como valiosísimos y sentidos:                                        

respeto al disentir, empatía en el dar y recibir; y comunicación en el hogar.


Ahora creciendo en empaque, contenido y sustancia en el jardín familiar 

arropados por consejos de vida, en función al momento, situación y ego;

protegidos por los escudos de los valores, la integridad y la autenticidad

aunque algo contaminados por la tecnología y la sociedad líquida y selfie.


Y logramos divisar a través de cristales de los días y prisma del destino 

a un enorme roble tan fuerte y carismático, como sensible y desprendido;

a una palmera tan juiciosa y decidida, como temperamental y detallista;

 y a un nogal paciente y competitivo, como puntilloso y perspicaz.



Para cerrar el círculo iniciado y culminar agradablemente el cuadro familiar
pintado por un cuarto de siglo en el lienzo de una historia compartida,            de unos destinos de oriente y occidente que se cruzaron un día de mayo            forjando un futuro a 10 mil kmts del hogar, y afirmándolo de vuelta a casa.



Y la guinda al pastel, que inició con una coincidencia de miradas de parque, 
como corolario a una convivencia apacible, y sobre todo armónica y común
la vino a colocar un gracioso y extrovertido pinito locuaz y berrinchudo 
como espontáneo y autenticamente vital, dinámico y polifuncional,
con un desparpajo que raya la sutil frontera de lo permisible 
cuya sonrisa contagiosa, edulcora al instante el lugar y el momento,                            esa cuarta prolongación vital, brinda nuevas razones y proyectos de vida.





Y con toda seguridad esta historia continuará, 

los árboles irán creciendo, sus ramas se alargarán,

el jardín quedará en algún momento vacío,

los frutos darán a su vez sus propios frutos

es el proceso vital, son sus consignas y directrices

y nosotros, simples piezas temporales de la obra

pero mientras esas ramificaciones se prolonguen

los puntos suspensivos que regamos en el sendero

serán infinitos y las alegrías cuando nos toque partir

habrán sido inconmensurables, todas bien ganadas y vividas ¡¡¡





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