BIENVENIDA SEÑORITA LANGUIDEZ
RCP 22 sept 23
Y aparece con cierta rigurosa temporalidad alimentada por el tedio, el fastidio y la estupefacción; se escabulle sigilosamente entre los recobecos de la nostalgia y el guardabarros de la rutina, salpimentada por una persistente ráfaga de atosigamiento mediático y publicitario - y encima del malo y rudimentario-; crónica roja hasta en la sopa y situaciones ciudadanas in extremis -esas almas solitarias y atribuladas que deambulan sin dirección ni objetivo, que en lugar de ser foco de una noticia, deberían ser razón de una ayuda humanitaria y anónima-, aderezado hasta el hastío por una incesante y pérfida lluvia de noticias de alcoba y pleitos de cocina, de una gran parte del vulgo, patético y curioso de cosas y situaciones menores, que muestran y demuestran ser en gran número y porcentaje en pleno siglo XXI una sociedad victimista, acomplejada, maleducada y con valores y principios en la cuerda floja.
Donde paulatina y sistemáticamente se van perdiendo los cánones y consignas con las que hemos sido criados y son a su vez desplazados por la violencia, el tumulto y la discriminación a la inversa, agraviado por una perniciosa y casi vergonzosa costumbre de pretender utilizar la fuerza en lugar del conocimiento o la educación para dirimir cualquier tipo de disputa y como es lógico tiene mayor probabilidad de salir airoso el-la cavernario indolente.
Comprobar por enésima vez que existe un aire tóxico y viciado lleno de oportunistas, cantamañanas, sabelotodos inútiles y envidiosos acomplejados que ciertamente se asemejan en gran parte de nuestra sociedad, a una olla de sapos, dónde el que desea sobresalir y abrirse campo entre el gentío y el rebaño, se ve impedido, tanto por éste anquilosado y mediocre sistema de burocracia publica; como por los que, sabiéndose en el fondo de la escala social, educativa y casualmente racial, tratan de incordiar a todo aquel que pretende salir adelante haciendo uso de su cabeza y sus manos.
Estar día sí y siguiente también, de cada semana, de todos los meses, topándose con aspirantes a personas, que llevan la toxicidad, la ignorancia y la suciedad moral, pegadas como lapas a sus cuerpos y almas, poniéndotelo difícil desde una sencilla compra de supermercado, un trámite de oficina pública o un chequeo médico.
Desubicados arribistas y trepas que carecen de un mínimo de empatía, pudor e integridad personal; capaces de vender a sus familiares por un poco de poder, dinero o ambas; en fin, y como gran parte de los circuitos del sendero vital están marcados por el dar y recibir, por la siembra y la cosecha y un determinismo relativamente justiciero, tocará también el momento en que estos mequetrefes deban rendir cuentas en esta o en la siguiente vida.
Así definitivamente la cuesta se hace más empinada y complicada de subir; pero a la vez la cima más despejada y satisfactoria, como bien dicen: "lo que no te mata, te hace más fuerte" o como decía el sabio Séneca: "Non fortuna homines aestimabo, sed moribus" (no valoro a las personas por su fortuna; sino por sus hábitos).
Se me viene a estas alturas una pertinente y oportuna frase para cerrar la presente publicación: "No escribo para agradar o desagradar; lo hago simplemente para desasosegar"
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