DESPUÉS DE TODO, SIEMPRE NOS QUEDARÁ

Y  SIEMPRE NOS QUEDARÁ ...

Rodrigo Camacho Patón                      10ene24


Cuando súbitamente la noche apacible 

se transforme en lóbrega y amenazante, 

el viento del sino convierta trémulos a los sentidos, 

la lluvia resbale por el cristal de la nostalgia, 

derribando el muro del silencio y la calma, 

pretendiendo a jalones despertar al lobo bucólico 

con sus largos y afilados miedos y morriñas

y sus pérfidos tentáculos intenten atraparnos.


ENTONCES REFLEXIONANDO JUNTOS  CONCLUYAMOS, 

QUE PASADA LA TEMPESTAD,  SIEMPRE NOS QUEDARÁ....




Acurrucados juntitos bajo la cobija de esta complicidad 

restregando pies, palabras suaves y latidos paralelos,

respirando suspiros y susurrando viejas canciones,

ahuyentando pesares del alma y piedras del atolladero,

acordando promesas y porvenires tomados de la mano,

aguardando la sempiterna luz de un nuevo y limpio día,

cuando la aurora y su clásica compañía, el sol de mañana,

nos acaricie suave y sedosamente las pieles y los pensares,

murmurando pícara, en contubernio y fautoría con el tiempo

su complacencia por darnos los buenos días a ambos a la vez

luego de más de un cuarto de siglo, casi y como si nada.


E ILUSIONADOS CAVILEMOS EN TOTAL COMUNIÓN  

QUE TAMBIÉN NOS QUEDARÁN POR SIEMPRE...






Nuevos atardeceres que pinten los cielos que contemplamos 

de marrones de ensueño y oníricas metamorfosis crepusculares; 

de los mismos y/o nuevos sabores, aromas, sonidos y texturas;

eso sí, de nuevos achaques, dolencias y pesadumbres existenciales;

pero acompañados de los mismos gestos, voces, miradas y risas;

complacidos de haber transitado por el periplo de este circuito vital,

al estilo del tour, casi en todas las etapas y de principio a fin,

seguir con tus manos junto a las mías, ahora venosas y desgastadas 

por el tiempo, sus verbos, las vicisitudes y latitudes transitadas;

y al lado de las 4 nuestras; en sintonía permanente, otras 8, 

nobles; pero fuertes, decididas; pero empáticas e inconformistas,

frutos esperados de esta mágica como singular; 

intrincada como incomparable y sólida como delicada 

cofradía occidente-oriente y su punto neutral, los prados asturianos.






















Sin duda, siempre nos quedará muchos cachitos más de esos ¡¡¡

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