ESTADO DEL ARTE BAJO EL PARAGÜAS DE LA INTIMIDAD

 ESTADO DEL ARTE ENTRE LAS SABANAS

Rodrigo Camacho Patón                                       5dic24




Se necesita mucho tiempo para conocer a una persona, para desabrochar el disfraz de la personalidad y desatar el corsé de los mecanismos de defensa para poder tocar el alma desnuda. 

En la generalidad de los casos es un proceso delicado y difícil, desgarrado por la ansiedad y absolutamente aterrador para ambos, que requiere por lo tanto un gran coraje por una de las partes y una gran vulnerabilidad por la otra.

El resultado: bueno, malo o regularete, un proceso cuyo producto duramente ganado, llamamos intimidad. “No hay terror como el de ser conocido”, se angustiaba Emerson en su diario mientras intentaba navegar su profunda y complicada relación con Margaret Fuller . 

Es un terror sabio, porque sabe que no hay mayor dolor que el dolor de la intimidad cortada, por la traición, por la distancia, por la muerte. 

Triunfar sobre ese terror para conocer y ser conocido en el nivel del alma desnuda es un acto de fe, tal vez el mayor acto de fe que existe. 



Como toda fe requiere una rendición a algo que no podemos controlar, toda fe comienza con la angustiante ansiedad que precede al salto.

Si hemos llegado hasta ese punto con nuestro par voluntariamente elegido, sentimos tocar el cielo al adentrarnos con pasión y frenesí en sus recovecos; cuando no nos lo conceden, rozamos el infierno, aterrados y cuestionando donde pudo estar el error (lo más probable es que nunca lo sepamos); mientras tanto y en el proceso, con la paciencia echando sudores en el diván de la espera, estaremos estancados en el limbo del deseo y la impaciencia...


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