NO, NADA HUBIESE SIDO IGUAL

 NO, NADA HUBIESE SIDO IGUAL

Luis Rodrigo Camacho Patón        19 marzo 2025



De ello estoy seguro, nada hubiera sido igual

si aquel lluvioso 19 de diciembre de madrugada 

y de hace más de medio siglo a las espaldas,

no hubieras estado al lado de mi madre

con la misma ilusión, con igual entereza

vibrando si bien no con dolores; pero sí emocionalmente

deseando de la misma manera e igual intensidad

que llegue el fruto de ese cariño de pareja.

Nada hubiese sido igual

si no habría tenido esas manos fuertes y decididas

que me levantaron una y mil veces en la escuela de la vida,

ese corazón empático y esa palabra seria pero cariñosa,

que moldeó mi carácter, blindó mi personalidad 

reforzó mi confianza, al saberme querido y protegido,  

ese que me dio los instrumentos suficientes

para que yo los pueda aplicar a los míos y los siguientes.

Pues no, nada hubiera sido igual

si no me hubieses mostrado el campo y sus bondades

el olor a leña y petricor; el sabor de lechón y huminta;

la melodía de una bandada de loros o el balido de las ovejas,

el degustar del panorama sabor verde plantas y marrones de barro,

el sentir bucólico, el pensar práctico, el complacer sentidos;

pero destaco por sobre todo ello, el inmenso orgullo

de pertenencia a una recia estirpe de apellido Camacho.


Definitivamente nada hubiera sido igual

si no me hubieras brindado el apoyo y el verbo correspondiente

en mis tareas del cole, en las pensiones universitarias

en tu vehemente cooperación y respaldo a mi decisión de emigrar;

en esa larga década de llamadas, abrazos digitales y par de visitas 

y celebrar con alegría y bienvenida a las prolongaciones familiares 

y con ella la extensión del linaje familiar, donde tú y mi madre

estuvieron siempre al pie del cañón y nunca desfallecieron.


Y nuevamente reitero papá, nada hubiese resultado igual,

sin tu colaboración denodada, constante, paciente y altruista

convirtiendo un terreno baldío, en la morada que habitamos hoy

con la misma pasión e ilusión que la tuya o del inigualable Porvenir

nada, absolutamente nada de ello querido viejito,

hubiese sido posible sin tus manos, decisión, coraje, resiliencia

y ese cariño permanente e incondicional que tienes para los tuyos.


Ahora en presente tratando de conectar ideas y sentimientos


Nada resultaría igual sin tu presencia, sin tus palabras, sin tu eco;

sin tu voz en momentos críticos, sin tu hombro en instantes pálidos

y hoy sigues siendo el guerrero q se desvive y vela por los suyos,

aquel que protege, respalda, siente y se brinda íntegro al resto

ese que no escatima esfuerzos, tiempo, ni recursos por la familia.

con ese ejemplo me quedo y es el q orgulloso llevaré a la otra vida.


Para finalizar y hablando en futuro querido viejo:

Todavía quedarán innumerables momentos por disfrutar,

muchas y más caricias físicas y emocionales por otorgar,

apetecibles comidas y nuevas pláticas de las que comentar, 

agradables momentos familiares esperando por celebrar;

pero sin duda en todos ellos, veo tu imagen, celebro tu existencia 

al lado de los míos como raíz y esencia de este gran árbol familiar.


De solo imaginar esos instantes que todavía quedan por compartir

se van eclipsando las grietas y agriedades de momentos convulsos.

Sabes papá, y para terminar este pequeño confesionario emocional,

en este nuevo 19 de marzo, fecha familiar por demás especial 

por ser coincidente con el aniversario natalicio de mi abuelo,

considero que tenemos una grandiosa y mágica historia 

que contar a los siguientes y estos a su vez a los suyos,

esa de SENTIDO y TRADICIÓN  FAMILIAR, de CAMPO, 

de CAMACHO y de ESFUERZO, de EMPATÍA y JUSTICIA, 

de VALORES e INTEGRIDAD, de VALENTÍA y CORAJE;

todo ello muy probablemente originado por un gran hombre

de notable inteligencia, valores intachables y perennes en la familia

que tuviste la inconmensurable satisfacción y dicha de llamar padre 

y que causal y casualmente hoy por hoy vuelven a cobrar vida, 

a través de tu gran obra y omnipotente cariño,

gracias por todo y por más viejito, 

tú mejor que nadie, merece ese gran crédito.


En éste nuevo 19 de marzo a mi padre Luis Edgar Camacho Molina 

de parte de un corazón orgulloso y un cerebro agradecido...


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