La función paternal: Un título gratuito?




La logística y preparativos previos son más bien sencillos, procesuales y casuísticos, una mujer que quiera compartir sus días a tu lado y fruto de ese amor y por relación causa-efecto lleguen los tan ansiados niños; hasta ahí considero que gran parte de la humanidad masculina lo tiene claro; pero y luego qué?, Y no lo digo en el sentido físico del tema, es decir implicarse en el cuidado del retoño con toda su lógica elemental: cambio de pañales (y su presupuesto oneroso por cierto), preparación de biberones intensivo y hasta el cansancio, desvelos habituales y las ojeras de panda como consecuencia, los bañitos acostumbrados, su primera risa, sus palabras iniciales, su primer paso tan celebrado como el gol de tu equipo preferido en la final del campeonato, sus bracitos carnosos y abiertos para darte los abrazos que te convierten en el superhéroe que soñaste de niño, eso solamente es la "parte buena y apetecible" que estaba en el manual básico y elemental de funciones; luego habrá también lo otro, "aterradoramente" comprobable en el 100% del género humano: alguna caída y rasmillón circunstancial que te obnubila momentáneamente, te devuelve a la realidad y te demuestra la fragilidad del organismo en construcción, de esas fiebrecitas y gripones que te asustan más que un referéndum o un proceso eleccionario en nuestro país; de esas diarreas o estreñimientos que derrumban el momento idílico y que te empapan hasta el codo. En fin, hasta ahí la receta y proceso natural del asunto.

Pero ahora quiero referirme al hecho esencial y puntual del diploma que te otorga gratuitamente la vida al hecho de ser progenitor y elemento clave y consciencial de todo este periplo vital.



















 Ese título paternal y "gratuito" del que hablaba, que la vida y tu pareja te otorgan, mi querido amigo, pues sencillamente y como contraparte justa y ecuánime de reconocimiento y para que se cumpla a cabalidad la ecuación, y el trofeo conciencial vaya cobrando forma y figura, considero que se la tiene que saber ganar, y cómo? Pues sencillamente a pulso, paciencia, sudor y sobre todo con el ejemplo, dado que constituye y sin ánimo de exagerar, una de las labores más delicadas y en consecuencia fundamentales para la construcción de sociedades fuertes, empáticas y justas, y el establecimiento de unidades familiares orgullosas de sus raíces, retoños con los pies sobre la tierra, que tengan como máxima el respeto y la tolerancia al otro-a, y la maceta bien amoblada con pensamiento crítico y propositivo. 

Por curioso y paradójico que pueda parecer y jalando la punta del ovillo, considero que las cosas más importantes y elementales de la vida son a título gratuito: el escoger adecuadamente a tu pareja; el tener pocos, pero buenos amigos y en esta categoría precisa y personalmente coloco de manera sutil, aunque plenamente intencionada, el hecho de ganarse el honorífico título de PADRE; de ese progenitor que antepone a sus gustos y criterios, el bienestar familiar; de aquel que brinda tiempo de "calidad" a sus retoños, pues de los regalos materiales no van a vivir; de ese que protege; pero no sobreprotege (otro punto, que tiene mucha tela); y sin embargo que tampoco deja al libre albedrío y voluntad de su prole, es decir ese que balancea en un equilibrio casi funambulístico e incluso a riesgo de "enojarse con la madre por ser muy estricto con los chicos", lo permitido, sensato y coherente; de lo prohibido, inconsciente y fuera de lugar; de ese señor que a base de experiencia y por  supuesto el mentado ensayo-error (porque no hay universidad para ello y se paga emocionalmente con sustos y facturas, el derecho de piso con el primogénito); de ese que aprende y comprende cada parte del proceso y desarrollo del crío, desde ese que empieza midiendo medio metro y es una masita muscular y ósea blandengue y delicada; hasta ese otro quinceañero que ya te ha rebasado en estatura y energía; pasando -si es que la lotería existencial te lo otorga- el tener una princesa en tus brazos, el "núcleo acumbens" de tu destino, pues te transforma, te mejora como persona y ser humano y sin temor a equivocarme, te vuelve el más feminista de los varones. De aquellos señores padres que transmiten sus pasiones y gustos criteriosos o alocados (artísticos, musicales, deportivos, culturales incluídas pajas mentales y aficiones nerds) con paciencia y a pie juntillas, para continuar generacionalmente con ese acervo y riqueza familiar; de esos progenitores cuya prioridad recae, en lo que se ha creado y debe ser adecuadamente desarrollado : esos ojitos soñadores y miradas tiernas que requieren un consejo basado en lo que la vida le ha enseñado, una orientación oportuna y puntual, un abrazo cómplice de su héroe favorito que nunca estará demás y siempre se echará de menos. 

En fin, el tema da como para desgranar innumerables pasos, peldaños y enseñanzas-aprendizajes; supongo que cada uno lo sabe y es consciente de ello, es decir cuánto has avanzado en la subida de escalones y peldaños y cuánto te falta para "graduarte" hasta tal vez con honores de la escuela de la vida y esas titulaciones a conseguir; y claro,  aunque solo sea conciencialmente esta mágica y enorme titulación de ser "un padre de verdad". Y la pregunta que surge: cómo sabrás si has aprobado la lección de vida? pues sencillamente, ya ellos mismos (hijos e hijas) te lo harán saber inconscientemente o no, cuando te susurren con la mirada que vas siendo el faro que ilumina sus senderos y la candela que calienta y motiva sus corazones; cuando escuchen atentamente y con admiración, tus locas historias juveniles; cuando deseen estar a tu lado, no importa haciendo qué, pero solamente estando juntos y por siempre. 


Epílogo: Y cuando tu historia llegué a su capítulo final y el ocaso de la vida toque tu puerta y te diga que quiere que le acompañes, pues muy probablemente lo último que hagas es mirar a tus -otrora bebés- a los ojos con orgullo incontenible y veas hombres y mujeres fuertes, inteligentes y hermosos de cuerpo y alma y sientas que has sido arquitecto de ello, te aseguro compañero, que no habrá mejor regalo en el mundo , ni mayor testimonio ante Dios, la naturaleza y sus elementos, de que tuviste una existencia plena, completa y de película. ¡¡¡ La aventura paternal realmente lo amerita, no desaprovechemos esta oportunidad que Dios y el destino nos han obsequiado!!!



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