CÁSCARA

CÁSCARA
Por Rodrigo Camacho Patón          4jun23


Surcos que van recorriendo la cáscara del transeúnte,

de un destino tan manifiesto, como auténtico y sin artificios;

viajan impasibles de norte a sur, probablemente marcadas

por esas gotas de sudor que resbalaron a millones

de tantos verbos, adrenalina, acciones y movimientos, 

las más de las veces de los buenos y de esos otros supremos.



Estampas horadadas que viajan a voluntad de este a oeste 

este tegumento otorgado por natura, dios y mis dos raíces,

unas suaves, superficiales y dispuestas uniforme y hasta agradablemente  

otras más ásperas, enraizadas y profundas, cual pergaminos existenciales, 

unas terceras toscas al estilo barroco, generadas por la travesura, vehemencia y exceso 

todas ellas, testigos mudos y objetivos, que dan cuenta de la plenitud y lo transcurrido.



Sublimaciones del tegumento adquiridas al tiempo, con el tiempo y a pesar de éste,

sutiles confidentes fautores  de viajes, travesías, caminatas y periplos terrenales;

tatuajes naturales y alguno provocado, de vicisitudes, circunstancias y vivires

conseguidos como palmareses de una vida y un destino pleno, intenso y decidido

a todos los estimo igualmente, más a ninguno le guardo antipatía ni rencor,

pues representan "heridas de la guerra vital", naturales o no tanto; 

en este caminar tan licencioso y libertino, como disoluto y espontáneo.



De momento en el proceso y los tacos que acompañan a mi calendario personal

seguirán cincelando los artistas las hendiduras del cuero que recubre pensar y sentir

más cuando el ocaso del reloj personal marque inexorable su apacible extinción 

miraré cada una de ellas: las tenues y las profundas, las agradables y las retorcidas

tanto esos pliegues naturales que se irán acentuando con el caminar del reloj,

como aquellas otras provocadas y generadas por el tiempo y sus verbos conjugados 

e incluso algunas últimas que estoy convencido que vendrán aún al tegumento vital

y sabré que fue una peregrinación vital que tuvo sentido, sensaciones y sentimientos 

que fueron curtiendo ésta cáscara corpórea, tan libre, intensa y sincera, 

como las pinceladas aéreas de un raudo colibrí o el destello de un curucusí de verano. 







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