EL APRENDIZ IMPENITENTE
HEME AQUÍ
Rodrigo Camacho Patón 9may24
Ciertamente resulta un asunto o bien, de una simpleza absoluta, pues nuestros niños a sus tiernos 3 o 4 años ya lo saben; o bien visto desde el otro lado del prisma de una complejidad tremendamente intrincada y sólo al alcance de unos pocos; pues ha sido, es y con toda probabilidad seguirá siendo el quid de la cuestión desde el principio de los tiempos y hasta el final de ellos.
* Fuímos, somos y seremos aprendizaje y dinamismo constante, hoy mejores que ayer y mañana mejores que hoy.
* He aprendido que los "pequeños grandes placeres de la vida", son por lo general de carácter gratuito o muy modestos económicamente: El descansar plácidamente por la noche sin pajas mentales, ni idas y vueltas a las cosas, consciente de estar obrando según mis principios y filosofía de vida, buena o mala no lo sé; pero diferente, definitivamente que sí.
* He experimentado en primera persona el disfrute y goce de los sentidos al preparar y saborear nuestros platos y alimentos preferidos, en su punto exacto de cocción, con su justo aditamento de especias y condimentos, en suma una sazón personalizada y casi obsesivamente perfecta; equilibrada, beneficiosa para tu cuerpo y alma.
* He constatado el "éxtasis y libertad total" que obtenemos con la práctica de nuestra actividad deportiva favorita y el organismo en movimiento, un regate nuevo en el fútbol tengas la edad que tengas, una nueva ruta en bici el fin de semana disfrutando a tope la velocidad, el pedaleo y la adrenalina que generan; una nueva cumbre que escalar, senderismo por realizar o trekking por intentar, dando rienda suelta a nuestro "niño" interior y disfrutando cada paso, cada remate o cada etapa del ascenso.
* He aprendido a cuidar y tonificar el cuerpo, tanto a través del ejercicio y las pesas (personalmente recomendable hacerlo en casa a tu aire, tu música, tu volumen y tu bola), es la única coraza y equipo portátil que tengo y en consecuencia lo tendré que tratar bien y "sacrificarlo" positivamente, aunque muchos sabemos que más que esfuerzo, en realidad es un modo de vida y terapia personal.
* He aprendido que la mente, tanto como el cuerpo o más que este, necesita imperiosamente nutrirse para vivir satisfecho, seguir aprendiendo cosas nuevas, otras aficiones, ámbitos o áreas vitales (ahora y con la información existente tenemos al mundo y sus conocimientos al alcance de nuestros dedos) desde aquellas aparentemente complicadas (programación, impresión 3 y 4D, cocina molecular o modelos de negocio por citar algunos) hasta esos otros de actualización permanente vinculados a tu formación académica y similares, pasando incluso por aquellos que piden los hijos y te hacen volver por una instante al cole (ecuaciones, tablas periódicas, fórmulas de física o reglas gramaticales).
* Sin duda he entendido y aprendido a deleitarme: Con mi melodía preferida desgañitando mis cuerdas vocales. Con un pequeño relato escrito de lo que voy atravesando. Con un poema que regurgita mi alma y aplaca el sentimiento. Con un guión que plantea una situación o problemática determinada y que lo voy dilucidando a lo largo del mismo. Con unos ojitos inquisidores, curiosos y sedientos de explicaciones y paciencia o la de un joven que precisa consejos de acuerdo a su momento, lugar y circunstancia. Y un largo etcétera de cosas, personas y hechos magníficamente deliciosos, que son precisos disfrutarlos a fuego lento y corazón rebosante.
En fin, que todo continúa, se mueve y se transforma; lo ideal sería que nosotros también lo hagamos en ese sentido positivo y ascendente, de valorar, reconocer, deleitarse, agradecer, y sobre todo y fundamentalmente seguir creciendo como persona y ser humano.
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