DE JEFATURAS Y CAPATACES FALLIDOS

"DE GESTIÓN Y LIDERAZGOS FALLIDOS"

Por Rodrigo Camacho Patón                       28abril25


Ciertamente es un tema álgido, recurrente y verificable en innumerables instituciones y lo trataremos como tal; pues al fin y al cabo de ello dependerá la suerte y éxitos que pueda tener una organización empresarial o el descalabro y/o desatinos de la misma.

Vamos al nudo, desmenucemos el entuerto y diseccionemos las manías de esos caudillos tóxicos que no pueden llevar a buen puerto al barco organizacional, por carecer de las herramientas emocionales adecuadas, haberse apoltronado en la zona de confort y no desear adaptarse a los cambios ni a los tiempos que corren, o sencillamente haberse endiosado artificialmente, por los alcahuetes de turno o peor aún el miedo de un ambiente laboral amenazante que no valora el mérito y la capacidad, sino más bien la complicidad artera o el contubernio poco ético.

* Cuantos "Cronos" no conocemos, sobre todo en sociedades latinoamericanas y donde la boliviana parece querer sacar la presea dorada a toda costa; que viendo que la luz de los competentes crece, en base a trabajo, constancia y compromiso institucional; el de arriba inexplicablemente se siente intimidado y hasta pareciera temeroso de ser desplazado o superado; cuando lo más lógico sería agradecer la contribución del sujeto a la causa institucional y por ende al crecimiento de la organización. Y como bien reza el refrán "Lo que natura no da, Salamanca no presta" y se hallan parapetados paranoicamente y deseando que el empleado valioso falle en algún momento, para echarle en cara toda la frustración y complejo rayando la hipocondria laboral. 

* O el de los "Hammurabi", típico mal de las entidades públicas; pero del que no se salvan algunas privadas, donde hay que pedir permiso y tener sellado por el administrador hasta el hecho de ir al baño; que lo único que provoca es la ralentización y en consecuencia el letargo institucional y laboral que tanto mal le hace a una organización, y que como lógica consecuencia y casi  automáticamente deja de ser competitiva por haberse embarcado en el peligroso mundo del papeleo innecesario y vacuo.

* Otro mal de las instituciones actuales, el de los "Hubris", de seguro que te has topado con alguno de ellos, que son los "reyes del mambo" cuyo ego está tan desproporcionado como sus dictatoriales actitudes, donde no hay lugar a la réplica ni a la crítica constructiva, por muy sensata que pueda ser esta; esos semidioses artificiales que tienen la desubicada noción de que solamente ellos pueden manejar una determinada situación. Bellacos de la arrogancia sin límites y la desgracia y decrepitud institucional.

Y cuántos empleados "Estocolmos" están a nuestro lado, esos que con tener la aprobación del jefecito, son capaces de vender hasta a su madre; incompetentes baratos y futiles, que sabiéndose inferiores de capacidades, iniciativa e intelecto (más por cuestiones personales y esfuerzo, que genéticas) intoxican aún más el ambiente laboral, ya tóxico por el hecho de tener un superior prepotente e infértil, que no da pie con bola, salvo por la aprobación y pleitesia que le rinde este vulgo manipulable y dócil.

En suma y como corolario de toda esta diatriba, tratemos de ejercer, partiendo como ejercicio primero de liderazgo el de nuestros hogares (si es que los tenemos claro está, aunque como directivos de primera línea, se llega a presuponer que esta tarea ya fue realizada con algo de éxito y por eso fueron escalando posiciones en la organización). Volviendo al tema, de lo que se trata   es de ejercer liderazgos eficientes, direccionados, enfocados con visión de largo plazo, una toma de decisiones consciente y basada en datos y hechos reales, antes que en chismes y dimes y diretes; con capacidad analítica y pensamiento crítico y con un liderazgo de personas equilibrado, meritocrático y emocionalmente inteligente, valorando a los empleados que poseen iniciativa, que plantean cosas nuevas, que respiran creatividad y capacidad, porque en última instancia son ellos, que enfocados y abocados a lo que les compete, son los que en definitiva sudan la camiseta y hacen crecer una organización. 

Tengámoslo meridianamente claro, las personas hacen o deshacen las instituciones y si no existen buenos timones y líderes de verdad, toda organización está condenada a ir en picada y entrar en zona roja tarde o temprano.





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