Andamiaje y andadura vitales

 


Casi 5 décadas transitando por esta aldea, desde aquel lluvioso amanecer de diciembre, ansioso por advertir el angelical rostro de mi madre quien durante mi primera infancia se convirtió en mi musa perfecta y heroína de mis juegos y sueños infantiles y que junto a mi padre, fuerte y varonil, bucólico y querendón como nadie del campo y sus elementos esenciales: las humintas, el petricor, los caballos, la leña, en fin, familiar pero estricto, un ejemplo masculino a seguir en toda la regla, constituían la pareja ideal y cuya cuadratura del círculo la completaba mi querido hermano: tan noble, como leal, tan dibujante de sus sueños como de la vida misma, y tan músico como futbolista, el paquete completo definitivamente.

De Villa Pabón a Sopocachi a los 5 años, donde entre amigos de la calle Holguín: el chivito, nuestro loro, nuestra maravilla amarilla (por el taxi de ese color) Mike un querendón del club q lastimosamente partió antes d tiempo y sin previo aviso, el sapito: gracioso y cantador como el solo, el negro, el búho, el pavo, el choclito y un largo etcétera de cuates de esos que fueron puestos en mi camino como piezas de domino, sinceros y agradables y cada uno de ellos con su propia y peculiar gracia y gusto por la vida, y quién les escribe, el gallo, completabamos una suerte de zoológico de amistad, juegos infantiles: bolitas,l trompo, voladores, dinkies, guerritas, tuncuña y mil más de contacto, de interactividad física, de creatividad a tope, en fin, infancia íntegra de mil sonrisas y moretones a partes iguales, y q se llenaban mágica y perfectamente con mi segundo templo del saber - el primero siempre fue mi hogar - mi escuelita Cristo Rey de Fe y Alegría y mis queridas y eternamente recordadas profes: Betty, Nelly, Zenobia, María Eugenia y Marta, mis mayores y mejores agradecimientos por haberme llenado la cabeza de letras, números, metas y sueños por cumplir, como podrán advertir en el principio de mis tiempos, casi todo rozando la perfección definitivamente.

Por ahí un primer punto de inflexión y cambio profundo, mi tercer destino escolar: el colegio particular San Antonio de Padua en la calle Chuquisaca, de puro chicos y aulas supernumerarias (60 estudiantes por clase) que no es precisamente el modelo educativo a emular; pero donde una vez más encontré mi lugar y número: el 14 de Camacho- lleno de magia y misterio hasta ahora - con amigos para todos los gustos y colores y con muchos de los cuales se ha forjado una especie de familia eterna, pues nos seguimos viendo hasta ahora en las jornadas sabatinas de fútbol, risas, anécdotas y nostalgias que siempre te mantienen vivo, vital y parte de un grupo social.

A decir verdad y pese a destacar, no salí del colegio con una idea clara de lo que deseaba en la vida, una especie de obnubilescencia existencial, y claro, como por esa epoca ser militar de la aviavión estaba de moda, fue la primera opción y desilusión posterior por un par de temas médicos, aunque desde ese entonces la frase "no hay mal que por bien no venga" lo llevo siempre presente y se ha convertido una especie de palabra santa, pues posteriormente comprendi que no era lo mío.

Mi siguiente parada, la Escuela Militar de Ingeniería- EMI, elegí ingeniería comercial, pues se proyectaba potencialmente interesante y con bastante desemboque laboral; probablemente ahora no lo haría por la saturación de este oficio y el hecho de tener hasta hoy una especie de incertidumbre académica, porque somos un poco de todo y nada de mucho.

5 años de disciplina, libros, materias, docentes muy calificados, constancia y buenas experiencias académicas y conductuales; aunque total, luego de salir del ámbito universitario, constatas de primera mano y en primera persona lo jodidamente complicado que es conseguir un puestito laboral en este nuestro contexto nacional si es que no hay "enchufe" o buenas recomendaciones del compadre de turno, en fin es otra de las realidades latinas y boliviana en particular que no cambiarán por los siglos de los siglos .

Luego de un par de experiencias laborales: la primera en el ámbito de comercio exterior en el rubro artesanal, la siguiente un proyecto de desarrollo social por el norte de Potosí y la tercera haber laburado en temas de capacitación empresarial en la ciudad; no dejaba de rondar intermitentemente por la maceta y dar vueltas la idea de ampliar horizontes, conocer mundo, ver otras realidades y sociedades, culturas y gentes y de paso especializarme en algo vinculado a mi carrera.

Pues nada, ese destino estaba a 10 mil kmts del hogar, una guapa ciudad española, capital del principado de Asturias: Oviedo, donde pude compartir con un gran y multicultural grupo humano una maestría en administración de empresas.

Nuevamente viene la tormenta y la distimia que lo acompaña, pues luego de culminar el máster y haber iniciado el doctorado sobre economía en la U de Oviedo (Factores Competitivos de la Empresa), pero el cual no llegué a concluir, porque la disyuntiva era estudiar o trabajar para sobrevivir y por deducción lógica y la pirámide de Maslow opté por el segundo. Retomando el tema, viene un periodo complicado y otra vez el perro negro que se acrecenta, pues a pesar de echar currículums por diestra y siniestra en mi campo profesional por tierras ovetenses, nada de nada; hasta ahora me preguntó porqué ni siquiera se dignaban en responder o por lo menos concertar una entrevista laboral en los lugares y empresas donde encajaba mi perfil académico; pero probablemente no, mi nacionalidad, he ahí el quid de la cuestión.

Y luego de ese año entre libros, soledad y descubrir que hay cosas evidentes que nunca van a cambiar, como que la inmigración es un fenómeno que no lo entienden muchos y un problema para otros tantos (más bien los menos); me fui empapando de esa cultura asturiana, tan original como condescendiente, tan empática, como atractiva; y las cosas se fueron suavizando a mejor, particularmente cuando un día de junio y entre cartas, mails y fotos, llegó mi medio limón de toda la vida, esa morena reyesana que decidió emprender y compartir el sendero conjunto lejos de nuestras raíces y lo sigue haciendo hasta hoy con esa perseverancia, tenacidad y cariño, que no hay por donde ponerse de mal humor con ella o buscarle pelea, en esa parte estoy seguro de que Dios quiso premiarme o estaba de muy buen humor para que esa persona se haya cruzado en mi camino aquella mañana de mayo de hace 24 años por la plaza Abaroa, con patines y vestidito verde limón.

Siguiente paso, Gijón, una preciosa ciudad de 300 mil almas en la costa asturiana, dónde prácticamente estuve 9 años, que me dejó un buen sabor de boca con los mariscos, el jamón de bellota, su queso cabrales, sus cachopos kilometricos o sus típicas fabadas; un agradable sentimiento por su gente amable, culta y con un bonhomia que lleva en el alma y "gústame dexar siempri pela nuochi bien fregá toa la cacía, provocamé facerlo" y un apego cultural con su lengua el bable y su tradicional !Que ye oohh!, ! tomamos un culin! o !vamos de playuques y luego pa los chigres!!!.

Hoy 19, me permito entre confidencias y desahogos, queridos amigos, y pasando al lado tumultoso de la acera, tocó también crecer emocionalmente, no quedarme de brazos cruzados y probar al destino, nuevos y benditos oficios que me sirven e inspiran hasta el día de hoy: el de jardinero que me enseñó el cariño a nuestras amiguitas verdes; el de encuestador y la búsqueda permanente de información o el de pizzero junto a Domenico, un italiano con una calidad humana tremenda y unas lasagñas de vicio; tocó también trabajar de seguridad en discotecas y esa estridente música electrónica que hasta hoy la rehuyo y dónde me tocó ver la decadencia de la juventud y sus vicios de todo tipo en una parte de esasociedad; de pintor y el detalle de sus brochazos y esa motricidad fina a tope. En fin destaco todas y no juzgo ninguna; todas ellos me enseñaron un poco de todo y el hecho de sentirme valioso en una sociedad distinta, y dónde probablemente el de escanciador de sidra fue el más curioso, impredecible y recordado, tanto por el tiempo que me llevó hacerlo correctamente y por la admiración que causa el ver escanciar y saborear un buen culín de sidra al comensal, y que el hecho de ser zurdo le confería incluso más espectacularidad al asunto y en algún caso hasta el aplauso del visitante extranjero (francés sobre todo).

Algo definitivamente destaca por el resto de temas, trabajos y experiencias en mi periplo por tierras gijonesas, el hecho de haberme convertido en padre de 3 criaturas sin iguales: el primero - GAEL- noble como una lechuga y donde el chapulín colorado se queda un poroto a su lado, mi eterno compañero de aventuras, risas y juegos; la segunda - ITZIAR - con el temple y carácter de Juana de Arco, y una perseverancia como la de Zaha Hadid y convirtiéndome en mejor persona en la sociedad, pues ahora soy el más feminista de los hombres; el tercero - DAREK - con una gracia particular para darle a la pelota con su zurda traviesa y precisa, el enamorado de los animales y la ternura personificada. Son incuestionablemente mi todo y mi más, mi alfa y omega, en suma mi mundo: ayer, hoy y hasta que dios y el destino lo dispongan.

De vuelta a casa y cruzando el charco con mayor fortaleza emocional y cargada de experiencias singulares y wawas variopintas, me toca nuevamente experimentar lo acomplejado y peliagudo del sistema y muchas de sus anquilosadas instituciones y nuevamente esa distimia tan pegajosa como caprichosa; pero al final y como bien dicen "Dios aprieta pero no ahorca" y actualmente me dió la oportunidad de trabajar en una gran institución: Fe y Alegría, una organización que tiene la finalidad de transformar a la sociedad y a las personas a través de la educación, probablemente una de las tareas mas delicadas e importantes a encarar en toda sociedad, para crecer en contenido y substancia y no permitir dictadorzuelos de pacotilla, ni advenedizos sedientos de poder, sino más bien seres pensantes, criticos, empáticos y constructivos, justamente lo que tratamos de lograr con nuestro trabajo.

Y para finalizar este recuento de hechos, aprendizajes y personas que constituyen mi esencia y continente; llegó el cuarto retoño - RENZO BRAIS -tan carismatico como jovial, tan berrinchudo y tierno, como travieso y mimado, el bebé de los tiempos covid, que me dió nuevamente esa sensación paternal tan sinigual como inenarrable, tan dulce como sacrificada; tan importante como estratégica de cara a poner con tu granito de arena en la construcció de una sociedad más equilibrada, socialmente más justa, éticamente más comprometida; siempre con la verdad, honestidad y empatía como normas elementales.

Pues he ahi un poco de mi para ustedes, para el que desee saber de dónde voy, dónde estoy y a dónde me dirijo, hoy 19 que agradablemente cumplo una vuelta más al sol, un abrazo y hasta un siguiente capítulo....



Comentarios

Entradas populares