"ENFERMIZO DÍA DEL MAR: LAMENTO RECURRENTE, CORTINA DE HUMO O PUBLICIDAD ENGAÑOSA"

Ya en mis recuerdos de la escuelita, en ese precioso y conservador barrio paceño de Sopocachi, veía los 23 de marzos de cada bendito año, un despliegue un tanto inusual de idas y venidas de cariacontecidos mandilillos blancos y sus respectivos profes con banderitas de la tricolor junto a otras color mar, buscando a un imaginario enemigo chileno para asestarle por lo mínimo un par de carajazos al mejor estilo de Abaroa por haber osado arrebatarnos el mar de manera tan artera como ignominiosa, por lo menos eso es lo que alcanzaba a procesar nuestra escolar materia gris en desarrollo. 

Ya cuando universitario - con más ahínco y fervor cívico por haber estudiado una institución semimilitar: la EMI; más de la misma historia y sus rencorosas y roídas frases contra el tirano avasallador que nos afanó la posibilidad del desarrollo y nos condenó por los siglos de los siglos a una desvencijada y tortuosa miseria.




Y bueno, como el tema tiene afición e hinchada fervorosa y el impenitente vulgo se arremolina cual autómata, ante cualquier idea, por muy insensata y descabellada que pueda ser (sino pregunten a la cienciología y Tom Cruise de abanderado), pues va ganando terreno el exabrupto ideario hasta convertirse en prácticamente una costumbre "cultural" y la necesidad imperiosa y necedad adicional de recordar cada 23 de marzo con todo tipo de improperios al que "supuestamente" nos robó la felicidad y es causa de nuestro tercermundismo.

Ahora claro, ya cuando el asunto se ha "institucionalizado y de paso posicionado" en la mente del atribulado aunque inconsciente ciudadano de a pie y la perorata es recurrente y exagerada, pues el papel ridículo y patético tanto por parte de autoridades políticas como de los ciudadanos ya se ha cumplido a piejuntillas y continuamos haciendo el payaso y hazmereir de los vecinos (casi como la canción de los enanitos: "un día empezó y no va terminar, y a nadie hace daño larilara").




En el intento de ser más puntillosos y buscar una causa "razonablemente debatible" para tal desperfecto emocional y particularmente cultural; considero que el hecho de ir prolongando esta escena teatral es atribuible a un par de factores:

1. Un afán pernicioso y nocivo de tratar de encontrar de todas las formas posibles, un "enemigo" causante de nuestro mal (y de eso tenemos ejemplos de sobra: el rico capitalista, el imperialista oportunista; el macho opresor; el demonio tentador y un largo etcétera de claras disfuncionalidades mentales) y al cual le tenemos que recordar cada año nuestro rencor (encima como si sirviera de algo, imagínense a franceses o judíos seguir lamentando por los malvados de la esvástica o a los chinos con el brutal imperio japonés de algún momento o incluso a los mexicanos lamentándose y deseando recobrar LA - aunque con AMLO y su decrepitud tóxica es posible). Bajo ese mundo hipotético y al estilo boliviano, todo el mundo sería un mar de llanto y rencores inolvidables, como causa y justificante de que no podamos progresar por ese ignominioso y delictivo hecho. Vaya retorcido estaría todo verdad?

2. Por otro lado, y para ser medianamente justos, si tuviéramos que estar enemistados con el que se llevó su pedacito de nuestro territorio en su momento, tendríamos que tener un día del Chaco, otro día del Acre, otro más del sur boliviano; en fin, así no nos alcanzaría la vida por más larga que esta sea, para ir llenándose de un rencor absurdo y un patriotismo barato rayando lo enfermizo; y cobrarnos revancha de todo el que osó posar sus manos en este territorio santo; hasta suena como la frase de algún político.

3. Nos sirve de alguna manera estar echando lamentos a diestra y siniestra por lo ocurrido? imagínense a un chico que cada año y en la misma fecha le llama a su ex para insultarla por haberse atrevido a dejarlo, y le culpa de su desgracia porque no puede encontrar otra pareja y el hecho lo marcó para siempre. En todo caso habrá que ser más pragmático y pasar página a nuestros luctuosos hechos históricos -que con nuestros políticos de siempre tenemos para empapelar toda la ciudad- y olvidar lo pasado, enfocarse en el presente y mirar al futuro con optimismo y resiliencia a partes iguales.

4.   Para finalizar esta vinagrera nacida de una reflexión que me nace por estas fechas; pero que en esta ocasión, si he tratado de manifestarla de la forma que considero y la perspectiva que tengo del asunto; pues me ilusiona que podamos hacer patria de la mejor forma posible y esa indudablemente será a través de una educación de calidad y los libros que lo hacen posible; de enseñar a nuestros hijos a no lamentarse por el pasado (que ni siquiera vivieron), ni a dejarse "adoctrinar" por ucronías oportunistas y maquiavélicas, sino a luchar por un futuro más promisorio, con un pensamiento analítico y crítico de las circunstancias e implicados, con los libros y el estudio como las mejores armas para combatir la ignorancia, la desidia y el conformismo.


En fin, habrá maneras y optimización de tiempos  mucho más funcionales y certeros para ir avanzando en la vida y en el proyecto que tenemos de ella, como para empecinarnos terca y obcecadamente en ir perdiendo nuestro valioso tiempo en recordar lo que pasó hace siglo y medio ¡¡¡¡¡







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