LA ECUACIÓN IMPERFECTA
El término "ecuación" cuya etimología nos señala que proviene del latín aequatio que viene significando igualación.
Y es precisamente de esta singular acepción a la que me voy a referir en las siguientes líneas, esperando que la misma pueda tocar de algún modo la fibra o mejor aún, la conciencia de quienes vayan adentrándose en esta lectura. Y pues no, no voy a referirme a términos matemáticos, números, ni estadísticas; sino más bien trataré de internarme en el plano filosófico del asunto.
Inicialmente debo confesar que me agrada considerar -probablemente incluso por la formación académica en ingeniería- que ambos lados de la ecuación vital sean lo más igualados y ecuánimes posibles, es decir en un casi perfecto equilibrio, cual funambulistas del destino y del cotidiano existir, donde vamos haciendo cuadrar debe y haber, dar y recibir, derechos y responsabilidades, trabajo y ocio, placer y labores en fin, creo que se va entendiendo la idea central de este breve manifiesto.
Y es que tanto por experiencia personal en esta aldea global -bastante desequilibrada y de insultantes extremos por cierto- como por los sucesos que me tocan oír, ver saborear, oler y palpar con cada uno de los sentidos; y merced a lo cual llego indefectiblemente a conclusiones tan peregrinas como y simplistas, como profundas y existenciales, como las siguientes:
• El ser humano, en una buena parte del género- considera que el hecho de ingresar a esta obra de teatro, sin pago de entrada previa, ni una alícuota por estancia, es más sin siquiera estar preparado para hacerse cargo de sus prolongaciones vitales; le da todo tipo de derechos, exenciones, beneficios y "bonos" de todo tipo, naturaleza y motivo; y donde las responsabilidades, obligaciones, retribuciones por ingreso "saludable" al globo kafkiano, si están ahí pero con un peso especifico y una cantidad significativamente menor a la de los primeros.
• Y a medida que crecemos vamos haciéndonos expertos en esto de la ecuación imperfecta, donde ya en nuestra primera etapa de infantes demostramos que se nos da bien eso de recibir regalos, educación, alimentos que me agradan (de los otros más bien hago el de la vista gorda, pese a que son más saludables), una vivienda en condiciones, mi indumentaria deportiva, el cariño incondicional de mis padres, familiares y amigos y un largo etcétera de similares; en cambio ya ponemos cara de circunstancia cuando esta ecuación pretende imponer justicia al asunto y trata de sopesar el otro lado, es decir ya no nos agrada de la misma manera realizar los deberes de la casa (claro como están los 2 empleados vitalicios que tengo, pues que lo hagan ellos), vaya lata con el cumple del abuelo y la tarjeta que me dijeron que le prepare, mmhhhh con las tareas escolares, que dan pereza y a veces innecesarias, y eso de cuidar al hermano menor acaso estaba en el manual, por citar algunos de ellos y donde ya vamos amaestrando con un rigor metódico, mezquino y parcializado a nuestro ego interior que se va acostumbrando a que la ecuación pueda tener sus interpretaciones personales y no siempre suele gustarme.
• Ya en la etapa adolescente y juvenil, seguimos empeñados en el desequilibrio oportunista de esta mágica igualdad y vamos adquiriendo cada vez con mayor soltura, prestancia y garbo, esa actitud de recibir a manos llenas y el lógico regocijo que me provoca ello: conciertos de nuestros cantantes favoritos, ropita de marca y que me diferencia del resto, cachos nuevos para la final porque los que tengo ya están muy usados (en mi generación le dábamos hasta sacarle el ultimo suspiro al balón), tal vez hasta un viaje al exterior con mis amigos, porque quiero conocer mundo; en tanto que no recibimos con el mismo aplauso, ni motivación, cuando escuchamos de limpiar nuestras habitaciones, de ahorrar el consumo de luz o internet, de ponerse la chaqueta del hermano mayor o de hacer un viaje al interior no más, porque el gasto familiar se nos dispara o el material que me pidieron en la universidad tendrá que ser del común y económico, porque se tiene que prorratear la partida de gastos universitarios entre los hermanos, en fin ya cosa se va poniendo más seria y ya no hace tanta gracia como el día de tu cumpleaños o la navidad.
• Seguimos avanzando en el periplo y acto de la obra, luego y ya cuando toca encarar el tema en pareja y vida matrimonial, la cosa muchas veces no cambia en estructura, sólo en circunstancias; es decir disfruto más y prefiero el viaje al destino que elegí porque será más divertido, este domingo toca comer afuera, no importa donde pero afuera; deseo que el-ella luzca como cuando nos conocimos, no importando si yo voy echando panza a base de esas comilonas fuera y finde tras finde.
• En el plano laboral más de lo mismo, recibimos con un gozo superlativo nuestro salario de mes, los aguinaldos y los beneficios sociales que corresponden; pero a la hora de proponer nuevas iniciativas, o cuando hay que dar más tiempo para sacar el informe, o el sábado que hay que darle a la maceta para buscar ideas de proyectos, ya nuestra sonrisa se desdibuja y el cielo pareciera oscurecerse.
• Con el tratamiento a nuestro cuerpo, pues que les cuento, calcado; es decir para darnos gustitos y de los buenos, estamos hechos, una sajtita por aquñi, un lechoncito por allá, ahora toca marisquitos con su buen vino rosado, el fin de semana abrirán un nuevo restaurant que habrá que conocerlo; pero a la hora de exigir y machacarlo un poco en el gimnasio, o unas vueltas por la ciudad en la bici, unos trotes matinales domingueros o echar una partida de raquet o wally, pues mejor la siguiente semana que esta vez no me da el cuerpito; pero claro cuando ese "tren fiestero y complaciente" pasa factura y ya vienen las dolencias, todavía tengo la poca vergüenza de atribuirlo a un tercero o definitivamente no sé porqué me pasan estas cosas a mi siempre ¡¡
Pues ya ven, nuestra mirada y perspectiva siempre suele ser de un sólo de los lados de la famosa ecuación, de esa que nos beneficia, que nos satisface, que nos hace reír o nos reconforta; en cambio aquella que implica esfuerzo, sacrificio o devolución de gentilezas, ya no nos hace tanta gracia.
Y así va finalizando este cuento para personas con criterio formado y mente aguda, las cosas y equilibrios han sido así, lo son de momento y muy probablemente lo seguirán siendo hasta el fin de nuestros días, es nuestra impronta como seres humanos (por lo menos de una gran porcentaje de ellos); sólo esperemos de vez en cuando tratar de equilibrar esta ecuación imperfecta ¡¡¡¡
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