CRONOLOGÍA FUTBOLERA
CRONOLOGÍA DE UNA PELOTA DE FÚTBOL EN 5 CAPÍTULOS, 15 AÑOS Y MUCHOS PARTIDOS A LA ESPALDA
Por Rodrigo Camacho Patón 7jun25
Capítulo I. El origen de todo
Un día de mayo de hace 9 años, con voz formal, en modo reflexivo -con la precocidad que te caracteriza- y en tono un tanto repensado y otro tanto imperativo, me preguntaste al oído "Papi, me puedes entrenar como a mis hermanos al fútbol?" Me pillaste en frío y sólo atiné a decirte que si estabas segura, porque ello implicaba blancazos, moretones ocasionales, torceduras circunstanciales y contactos recurrentes con los y las rivales, a lo cual replicaste con el aplomo de una niña que sabe lo que quiere en la vida: Si papi ya lo pensé y lo tengo decidido; pues nada, lo siguiente fue ponerse a trabajar y a darle duro al balón.
Capítulo II. La práctica, el kaizen constante y Garras
La voluntad que le pusiste al asunto dio los frutos previstos, las destrezas y calidad con el balón eran evidentes y se asomaban gratamente en tus primeros partidos en tu primer equipo oficial Garras y la paciencia de tu profe Rodry (casualmente mi tocayo), tu primer golazo en la cancha Minera cuando el resto de los rivales y tus compañeros de Garras eran todos varones; pero eso no importaba, lo que sí era determinante, era disfrutar con uno de tus juguetes preferidos: el balón, mostrando fuerza, temple y nobleza en el juego, dando gratas y grandes satisfacciones a tu equipo, donde en tu posición inicial de líbera, eras sencillamente impasable e imparable, con una energía, nivel y criterio futbolísticos como signos y señas de identidad.
Capítulo III. El enfoque y el complemento ideal, el futsal
Y la niña traviesa y flexible, fue adquiriendo confianza, nivel y relevancia a través de los partidos y campeonatos que iban y venían. A estas alturas y ya con un bagaje interesante a tus espaldas, te animaste a probar también con el fútbol sala, donde nuevamente destacaste por esa formación previa, donde el juego se hace más rápido y en consecuencia la agilidad mental-deportiva ha de ser mayor, el contacto con el rival es más frecuente y el desgaste físico y técnico son mayores, en todo caso el complemento ideal de su hermano mayor: el fútbol.
Capítulo IV. Departamentales y nacionales
Y junto a los premios merecidos y ganados a sudor, tiempo implicado, entrenamiento constante y alguna que otra lesión; llegaron los departamentales en ambas categorías y los nacionales correspondientes, donde aquella niña que se escabullía entre mis pies, ahora lo hacía con los rivales, en la generalidad de los casos, mayores que tú; pero siempre con la premisa básica y fundamental de "disfrutar del deporte" y "motivar ese espíritu competitivo, tanto técnica como tácticamente" y ya vez, ahora están encarrilados y van avanzando a buen ritmo y tempo.
Capítulo V. De aquí en más
Qué vendrá luego?, pues conociéndote y avanzando al ritmo que lo haces, tu camino futbolero resulta promisorio, acá o posiblemente fuera de nuestras fronteras, el tiempo lo dirá. En todo caso y como padre de una futbolera impenitente y empedernida, podría sugerirte un par de cosas querido corazón:
* El fútbol aparte de competitividad, tesón y fortaleza física, enseña adicionalmente muchas otras cosas que, ocasionalmente quedan invisibilizadas o subestimadas, se me ocurre por ejemplo el espíritu de equipo (los resultados son de grupo sobre todo), el liderazgo práctico (sobre todo a las y los que bajan el promedio del rendimiento de equipo), la resiliencia recurrente (cuando los resultados no acompañan), la autocrítica y mejora constante, para corregir errores y reforzar aciertos, entre otros tantos.
* Por otro lado y muy importante, considero que no es un producto final como tal, sino un adecuado complemento a una carrera universitaria (ya sabes "mens sana in corpore sano"), es decir habrá que dar de comer al cerebro y fortalecerlo con la practica recurrente de un determinado deporte, en este caso tu elección fue clara: el fútbol y no al revés.
Veremos que va pasando en el interín; pero el encofrado y la obra gruesa considero que ya están sólidos y bien establecidos; faltará seguir trabajando en la obra fina y esos pequeños grandes detalles que hacen la diferencia.
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